Venta de vino casero en pontevedra

Combarro es uno de esos pequeños pueblos que no te tienes que perder si viajas a Galicia. Está a unos seis km de Pontevedra, hacia O Grove, en entre los entornos mucho más pintorescos y auténticos de toda la comarca de las Rías Baixas…

Cambados, cuna del Albariño

Si hay un pueblo que se refiere al Albariño, ese es Cambados.

Ubicada en el corazón de las Rías Baixas, esta villa marinera se autodenomina “Capital del Albariño”.

Casa Samaniego

Desde hace unos años, esta hermosa tienda de la calle Colón conquista a todo el que se aproxima a su escaparate, no solo por su vigilada decoración, sino más bien asimismo por los exquisitos modelos expuestos. . Una enorme selección de embutidos, quesos e inclusive fruta fría conforman la oferta de Casa Samaniego.

Además de esto, tiene una región de cata donde poder probar sus geniales vinos acompañados de un fiambre gourmet, en este momento asimismo en la pequeña terraza con la que cuenta el local.

Tanto si sois fanaticos del vino Albariño tal y como si sencillamente deseáis salir de tapas con la familia y amigos, Redondela es un espacio muy aconsejable para esto. Aquí vas a encontrar distintas furanchos o bares de tapas con bastante encanto.

Con la llegada del verano, este género de establecimientos son especiales para una noche calurosa. Varios de ellos, como su nombre señala, son viejos molinos que fueron restaurados y transformados en taperías puesto que, como vamos a explicar mucho más adelante, no todos tienen la posibilidad de nombrarse furanchos.

Los furanchos eran sitios, normalmente sótanos o sótanos de las viviendas, donde se servían los excedentes de vino de cosecha propia y donde la multitud traía su comida para reunirse. Transcurrido el tiempo fueron evolucionando y varios comenzaron a prestar artículos habituales elaborados, como jamón, chorizo, pimientos, etcétera. Todo muy clásico.

Furancho A de Juan: comiendo bajo una enredadera

La primera parada es en Meaño (7 km de Sanxenxo – 14 km de O Grove – 12,2 km de Cambados), en entre los furanchos con mucho más encanto de la región. . Nos acomodamos de mucho lujo bajo la parra, al lado de una rueda de molino, en un banco que podría haber comprado a un anticuario, si bien no es la situacion.

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